domingo, marzo 14, 2010

MI DIARIO MARCIANO (5ª PARTE)





14 de Enero de 2010

(CONTINUACIÓN)

George no acababa de comprender lo que esas palabras significaban. Popular, friki... Sonaban términos distantes en la letanía del tiempo. Parecía que a alguien le gustaba jugar con esos conceptos que de vez en cuando había visto como espectador en las películas made in U.S.A., pero vivirlo en carne propia era una experiencia que se le antojaba desgarradora. George deseaba llorar, más no quería defraudar a sus amigos y que pensaran de él aquello que no era.

...Esto... ¿Qué que hago hablando en tercera persona? Quería darle un toque de escritor serio al diario, aunque claro, ahora que me paro a reflexionar, llevo todo el rato hablando en primera persona, ¿no?

-George, te has quedado embobado, ¿estás bien? -preguntó Tom, medio asustado.
-Bien, desde luego, George se nos ha enamorado, ja, ja, ja- rió socarronamente Arthur, mirándome con el ojo guiñado en gesto de complicidad.
-Pero es por tu bien, esa chica no te conviene.

Era hora de salir de mi ensimismamiento y aclarar con mis colegas de fatigas un par de cositas.

-Popular, popular, vamos, ni que esa chica, aparte de ser bien guapa, fuera la gran cosa. -dije yo seguro de mí mismo.

Y mis amigos me sacaron demasiado rápido de mi error.

-Es animadora, de los Colorado Tigers.
-Di más bien, la jefa de animadoras.
-Y por si eso fuera poco, sale con quien tú ya sabes, con ese jugador que tanto se suele meter contigo.

Para ahí un momento. Jugador que se suele meter conmigo. Estoy encerrado dentro de una realidad paralela, donde cada uno ha adquirido una personalidad pareja con la de su plano real, pero, a la vez, con un nombre diferente en un entorno diferente. Si sumamos dos y dos, y sabiendo que ese resultado, a no ser que venga un estudioso matemático a corregirme, son cuatro... Así que, sin duda alguna, estamos hablando de...

-Miguel, esto, Michael, ¿verdad?
-Exacto, veo que has aprendido a ver las cosas claras. Y si bien le conoces...

Mi mente oía las palabras de Tim, pero al mismo tiempo se evadía. Miguel, bueno, Michael, aparte de tocarme las narices desde que vamos a parvulario, es un buen deportista. Quiere seguir los pasos de su padre, que era un buen boxeador. Ha comido ring, cuerdas, y guantes desde que era un niñito recién nacido. Si a mí se me ocurre acercarme a su chica en este plano de existencia, seguro que paso a formar parte de las noticias necrológicas del “Colorado News”.

Mi mente deseaba ser más fuerte, y desde luego mi mente deseaba que mi cuerpo también adquiriera vigor y fortaleza.

Después de una extensa charla acerca de los diferentes grupos que poblaban el instituto y de lo que podía o no podía hacer, y que no entendían que se me hubiera olvidado, me dirigí a mi casa.

Al poco de atravesar el porche y pasar al recibidor vi a mi padre. Una lágrima sucedió a otra y a otra a lo largo de mi sonrosada mejilla derecha. Mis brazos no podían hacer otra cosa que no fuera fundirse con los suyos en un cálido abrazo padre-hijo.

-Papá, papá- dije entre sollozos.
-¿Desde cuándo un Smith llora? - bueno, Smith, más me vale ir acostumbrando a mi nuevo apellido, mejor que Sánchez ya es.
-Es que... bueno, no me esperaba volver a verte... tan pronto... pensaba que tardarías algo más en volver.
-Ah, sí, hoy no había mucho trabajo en la oficina. Y tú, no llores. Los hombres no lloran, y si alguien se mete con ellos...
-Ahí quería yo llegar. Papá, ¿tú que opinas del estilo de vida americano?
-¿A qué te refieres exactamente?
-A la segregación, a la separación de etnias y a la diferencia entre las personas. Y ya que estamos, a que haya gente popular y gente no popular conviviendo en el mismo instituto. Y que unos se diviertan riéndose de los otros.
-Bueno, los populares y los no populares... El tema eterno.

Me parece que sin querer he abierto la caja de Pandora.

CONTINUARÁ...